Las imágenes forman parte de nuestra comunicación desde hace miles de años.
«Mil palabras no dejan la misma impresión profunda que una sola acción», Henrik Ibsen.
Podríamos usar hasta 10.000 palabras en menos de 10 minutos y sin embargo no decir nada realmente significativo. Cuando nuestras palabras carecen de sentido nuestras acciones también, así es como la comunicación pierde todo sentido si no nos tomamos realmente en serio nuestras capacidades para pensar, actuar y comunicar de forma realmente significativa.
En mi libro «Ambientes de éxito en tu empresa, cómo generarlos» (Editatum, 2020) contaba cómo la pizarra se convirtió en uno de los elementos más importantes de los equipos de trabajo que acompañaba. El impacto que tenía la información visual de esa pizarra movilizó el compromiso y motivación de muchos de los equipos, algo que muchos creen que es tremendamente difícil.
La información visual se asimila y comprende mejor, las personas tienden a involucrarse más con aquello que comprenden. Y el resultado de usar está herramienta suele ser personas conectadas y comprometidas con una tarea, que comparten la misma información.
¿Se puede usar para temas personales?
Así es, organizar ideas, proyecciones, sentimientos y expectativas visualmente nos ayuda a actuar con objetividad y precisión. Hay quien dice que ayuda al descanso, ya que organizamos toda la información fuera de nuestra cabeza.
En mi caso, que suelo tener varias ideas y situaciones dando vueltas en mi cabeza simultáneamente, me ayuda a ordenar, verificar el proceso de las cosas e incluso para descartar ideas que en la cabeza parecían maravillosas pero que en una pizarra tenían poca viabilidad.
Te invito a conocer esta herramienta más de cerca y a crear expresar 2 o 3 de tus mejores ideas mediante los 4 pasos: mirar, ver, imaginar, mostrar.
¡Nos vemos pronto!